Archivo para la categoría Lenguaje Corporal

Lenguaje Corporal: Cuadros

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diversos gestos e interpretación Lenguaje corporal

Recuerden que los cuadros son únicamente generalizaciones. Para interpretar correctamente el lenguaje corporal se debe considerar una serie de aspectos culturales y características personales.

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Amy Cuddy: El lenguaje corporal moldea nuestra identidad

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Comunicación no verbal

Tarea 1° SG

Realizar una actualización de este viejo manual de lenguaje corporal.

Pease_Allan_-_Comunicacion_No_Verbal

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Demuestra que estás escuchando…

Tres buenos hábitos para demostrar que estás prestando atención

 

 No siempre es suficiente decirle “Sí” a alguien cuando nos habla y queremos demostrarle que estamos de acuerdo con él; También debemos expresarlo con nuestro cuerpo. Éstas son tres estrategias muy efectivas para lograrlo:

– Asentir con la cabeza. Mover la cabeza ligeramente de arriba a abajo es uno de los gestos mejor entendidos universalmente. Hasta las personas nacidas ciegas tienden a asentir cuando dicen que sí. Por tanto, cuando digas “sí”, asiente con la cabeza. Tu afirmación tendrá más énfasis y tendrá un efecto de veracidad en la otra persona.

– Inclinar ligeramente la cabeza hacia un lado. Este gesto demuestra el interés que tienes en lo que la otra persona tiene que decir.

– Reflejar movimientos. Ésta es otra estrategia de comunicación no verbal para expresar nuestra “sintonía” con lo que dice nuestro interlocutor. La idea no es hacer un reflejo exacto de su cuerpo, sino más bien estar “a tono” con su postura e inclinación. De esta manera comunicarás que aceptas sus argumentos y que eres receptivo a sus ideas.

Trata de practicar todos estos tips en tus próximas conversaciones; poco a poco la gente te identificará como un gran conversador, y se irán “abriendo” cada vez más.

Fuente: http://lenguajecorporal.org

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Interpretar a los demás a través de sus gestos

Lenguaje

Elbb lenguaje del cuerpo

Pídelo en clases.

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El lenguaje gestual, donde empieza la comunicación

Hablar sin palabras.

El lenguaje Gestual.

Ferrán Ramón-Cortés
12/abril/2009

 

Asistí recientemente y por motivos de trabajo a una charla de un político. Llegó tarde. Cuando entró en la sala, la mayoría de nosotros llevábamos ya más de quince minutos esperando. Atravesó el auditorio a toda prisa, sin dirigir la mirada a nadie, con un caminar altivo y una expresión seria. Ajeno a lo que ocurría en la sala, pasó un par de minutos revisando sus papeles y preparando su intervención, dando la mayoría del tiempo la espalda a los asistentes. Detrás de mí oí a alguien que preguntaba a su compañero:

–¿Lo conoces personalmente?
– No, pero, tal y como va por el mundo, tampoco tengo muchas ganas.

Aquel político había generado una percepción inicial negativa. Necesitaría una brillantísima intervención para remontarla.

A las pocas semanas tuve que asistir a otro acto. Cuando llegué me encontré al ponente ya en la sala, exhibiendo una amplia (y que a mí me pareció sincera) sonrisa y charlando animadamente con los primeros asistentes que ocupaban la sala. Llegada la hora, y sin dejar de intercambiar miradas de complicidad con el público, se dirigió al atril para hacer su charla. Su intervención fue correcta, pero no más. Sin embargo, la gente salió encantada. Y es que antes de abrir la boca ya tenía al público entregado.

 

Dónde empieza la comunicación.

Solemos pensar que nuestra comunicación con los demás empieza cuando abrimos la boca para hablar. Y lo cierto es que ha comenzado mucho antes. Lo ha hecho en el preciso instante en que hemos aparecido en escena y hemos compartido el espacio físico con nuestros interlocutores. Y en esta fase previa nos jugamos causar una primera buena impresión que durante nuestra exposición simplemente se confirme, o, por el contrario, causar una mala impresión inicial y que tengamos que remontarla. Como nos recuerda Daniel Goleman, “para el establecimiento de una sensación positiva, los mensajes no verbales son mucho más importantes que todo lo que podamos decir”. Así, la primera impresión que tengan de nosotros depende sobre todo de lo que diga nuestra comunicación no verbal.

 

Un proceso inconsciente

“Los seres humanos estamos genéticamente programados para buscar señales faciales y de conducta y para entender rápidamente su significado”

(Carol Kinsey Goman)

 

Podemos ser inexpertos en comunicación no verbal. Puede ser que ni hayamos oído hablar de esta disciplina de la comunicación. Así y todo, nuestro cerebro la capta de forma natural y la desciframos de forma automática. No somos conscientes de ello, pero ocurre. En cada interacción con otra persona, nuestros cerebros están diseñados para procesar una cantidad ingente de mensajes no verbales que utilizaremos como base para formarnos un juicio sobre los demás y construir nuestra confianza o desconfianza.

Probablemente no podamos explicar por qué con sólo ver a una persona ya nos formamos una imagen de ella y le colgamos la etiqueta. Pero lo hacemos sin excepción y en sólo unos instantes. Y los demás lo hacen también con nosotros, por lo que nos sería muy útil conocer qué dicennuestro cuerpo y nuestros gestos.

 

Primero, la mirada

 

“Sólo cuando dos personas se miran directamente a los ojos existe una base real de comunicación” (Allan Pease)

Enviamos y recibimos con los ojos más mensajes que con cualquier otra parte del cuerpo. El contacto visual es esencial para conectar con la gente. Esquivar la mirada es un signo de que escondemos algo. Como nos indica Carol Kinsey, cuando una persona no es honesta nos devuelve pocas veces la mirada. Mirar a los ojos (sin caer en la mirada intimidatoria) es esencial para que haya una base de confianza en la comunicación. Y lo que veamos en los ojos del otro nos dará muchas pistas sobre lo que nos quiere decir.

Por ejemplo, ver a alguien mirando hacia arriba y a la izquierda, indica que la persona está recordando algo; hacia arriba y a la derecha, que está fantaseando, y hacia abajo y a la derecha, que está recordando un sentimiento. Una mirada que va rápidamente de un lado a otro nos dirá que la persona no está segura o se pone a la defensiva (busca inconscientemente la puerta de salida), y unos ojos llorosos y empañados dicen muy a menudo aquello para lo que no tenemos palabras.

Es esencial cuando nos comunicamos poder mirarnos a los ojos. Cualquier cosa que nos oculte la mirada directa nos limita el potencial de comunicación.

 

Lo que dice nuestro rostro

 

“La sonrisa es la más positiva de todas las expresiones emocionales” (Daniel Goleman)

 

Algunas investigaciones realizadas indican que el cerebro humano parece tener preferencia por los rostros felices y los reconoce más fácil y rápidamente. Es –como lo denomina Goleman en su libro– el efecto cara feliz. Mostrar una sonrisa es una buena manera de generar una primera impresión positiva, si bien la sonrisa debe ser genuina. Si no lo es, lo identificaremos porque carecerá de simetría, o sólo se reflejará en la boca (la sonrisa verdadera se detecta además en los pómulos y en los ojos). Y si es exageradamente prolongada –de 5 a 10 segundos– será muy probablemente falsa.

 

La gente busca expresiones faciales para saber cómo interpretar lo que le decimos. Sólo entonces dará un determinado sentido a nuestras palabras.

 

Manos, brazos y el resto del cuerpo

 

“Tendemos a considerar más a las personas que gesticulan al hablar” (Carol Kinsey Goman)

 

Las personas que gesticulan de forma activa suelen generar percepciones de energía y entusiasmo, mientras que las que no lo hacen generan una imagen fría y racional. Pero los gestos no pueden ser gratuitos. Deben enfatizar, matizar, complementar la comunicación. Cuando son anárquicos y no tienen nada que ver con el mensaje, provocan distracción o desconcierto.

 

Las piernas y la posición de los pies son un reflejo muy sincero de las emociones. Son la parte del cuerpo que menos atención consciente nos merece y, por tanto, la menos manipulable. Los expertos en lenguaje no verbal se fijan mucho en las posturas de los pies para desenmascarar a su interlocutor. Pies cruzados debajo de la silla indicarán una posición cerrada. Asimismo, la posición de los pies cuando uno se une a un grupo que está hablando nos dirán si somos bienvenidos o no (si no se mueven para dejarnos un lugar en un círculo imaginario en el suelo, nos están excluyendo). Todas estas pistas se descubren sin el menor intercambio verbal.

 

Desarrollar la observación.

 

No pretendo con este artículo hacer una descripción completa de los gestos no verbales, sino únicamente sensibilizar al lector sobre la importancia de esta parte de la comunicación. Y para comprenderla y explotarla es crucial observar, ya que a base de observación iremos dando sentido y significado a los gestos que hoy por hoy no lo tienen para nosotros. La observación no es una facultad innata, sino que se desarrolla con la práctica. Por ello es importante fijarnos en todo lo que ocurre a nuestro alrededor.

 

En el metro, en la cafetería, en los actos públicos, en la oficina… observe posturas de la gente, sus gestos y sus miradas. Irá construyendo una potente base de datos en su cerebro que le permitirá interpretar los signos no verbales de forma inmediata y contará con una gran ventaja en su comunicación, pues no necesitará las palabras del otro para saber qué es lo que siente o qué le está queriendo decir.

 

Límites a la interpretación de los gestos

 

“Un único gesto puede tener varios significados o no significar nada en absoluto” (Carol Kinsey Goman)

 

En la interpretación consciente del lenguaje no verbal es peligroso ser demasiado simplista. Unos brazos cruzados pueden indicar que nuestro interlocutor está cerrado en banda, pero pueden simplemente indicar que tiene frío, o que está cómodo en esta posición. Como nos sugiere la autora Carol Kinsey, es necesario contar hasta tres gestos congruentes, es decir, buscar como mínimo dos gestos confirmatorios del inicialmente detectado, para darle el correcto significado a la comunicación no verbal.

 

Es importante también conocer el nivel base de cada persona. La frialdad de la expresión de un cliente puede ser un claro indicio de que no nos comprará nada, si su expresión es normalmente afable, o no significar nada en particular si es su expresión habitual.

 

También es importante distinguir cuándo una expresión es o no sincera. En general, las expresiones que duran demasiado no son genuinas, y hay que sospechar de ellas cuando se muestran detrás de la expresión verbal de la emoción (te digo que estoy contento, tras lo cual esbozo una gran sonrisa). Como expresión inconsciente, la comunicación no verbal no puede ir nunca detrás de la consciente expresión oral.

 

No nos vemos a nosotros mismos.

 

Detectar nuestra comunicación no verbal es difícil, puesto que por lo general no nos vemos a nosotros mismos. Para poder saber qué dice nuestro cuerpo necesitamos la confirmación desde fuera. Necesitamos que alguien nos diga qué ha percibido y qué mensaje le ha dado. En pocas palabras, necesitamos un espejo. A través de los comentarios de la gente, que nos sirve de reflejo, podemos progresar y evitar situaciones como la descrita anteriormente del político. Porque estoy convencido de que este mismo personaje, si fuera consciente de ello, lo podría resolver.

 

Lecturas recomendadas 

– ‘El lenguaje del cuerpo‘,de Allan Pease (Paidós, 1997), es un clásico de la interpretación del lenguaje no verbal.
– ‘Sin palabras. La fuerza de la comunicación no verbal en el trabajo‘, de Carol Kinsey Goman (RBA Integral, 2008), ofrece una visión actualizada y práctica para entender las claves de la comunicación no verbal.
– ‘Inteligencia social‘, de Daniel Goleman (Kairós, 2007), aporta algunas claves esenciales sobre cómo afecta nuestra comunicación no verbal a las primerasimpresiones que transmitimos.

 

Para practicar

Existen algunos ejercicios sencillos que pueden ayudarnos a desarrollar el sentido de la observación:

 

1. Recrear conversaciones. Vaya a una terraza concurrida. Elija una mesa a una cierta distancia de otra en la que se esté desarrollando una conversación, de manera que pueda ver a los personajes, pero no oírlos. Imagine, interpretando sus gestos, qué es lo que se están diciendo.

2. Mirar a los ojos. Si le intimida mirar a los ojos de la gente, puede habituarse de la siguiente manera: cuando mire a alguien a los ojos, trate de identificar su color exacto. Esto le hará fijar la mirada unas décimas de segundo más.

3. Imágenes sin voz. Mire películas de televisión anulando la voz. Desarrollará la capacidad de observación de los gestos y el lenguaje del cuerpo.

 

 

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El lenguaje corporal del negociador

El lenguaje corporal del negociador

Nuestro cuerpo habla por sí solo. El lenguaje corporal es todo lo que trasmitimos por medio de nuestros movimientos o gestos, y delata de forma evidente los sentimientos o percepciones que tiene el hablante acerca  de su interlocutor  o el entorno en el que esté. Cuando conversamos con una o varias personas, se envían miles de señales y mensajes a través de nuestro comportamiento  que podemos prevenir o aprovechar según las situaciones en las que nos encontremos. Ejemplos:

 

Movimientos y Gestos Significado
Entrelazar los dedos Autoridad
Frotarse las manos Impaciencia
Mirar hacia abajo Escepticismo
Inclinar la cabeza Interés
Brazos cruzados a la altura del pecho Recelo o suspicacia
Caminar erguido Confianza y seguridad
Caminar con las manos en los bolsillos o con los hombros encorvados Abatimiento

 

El lenguaje corporal del negociador competitivo

En las negociaciones competitivas lo que se pretende es conseguir los objetivos propios a la vez que la otra parte no consiga los suyos. Suelen ser negociaciones duras que se basan en el regateo. En este tipo de negociaciones, si hay igualdad de poder, hay un componente de intimidación muy importante. Para ello los negociadores generalmente se comportan de la siguiente manera:
• Comienzan con un leve o ningún apretón de manos, saludan con una sonrisa irónica y, si dan la mano, lo hacen con la palma hacia abajo.
• Cuando te dejan hablar rehúyen la mirada, evitando el cruce directo con los ojos para que no puedas condicionarles con tu forma de expresarte.
• Si son ellos los que tienen la palabra, entrelazan los dedos para demostrar autoridad.
• Cuando la otra parte empieza a hablar y quieren demostrarnos que no se nos están escuchando, o si realmente es así, miran hacia abajo.
• Justo antes de empezar a hablar se agarran la cabeza por detrás, demostrando su superioridad ante la otra parte.
• Mientras permanecen sentados evitan que sus rodillas se dirijan hacia la persona que está hablando.
• Si en algún momento se sienten inseguros con sus decisiones se suelen dar un leve tirón del oído o tocar el lóbulo.
• Demuestran inseguridad en su exposición tocándose el cabello.
• Si los temas tratados en la negociación les parecen aburridos miran hacia el suelo al mismo tiempo que descansan la cabeza sobre las dos manos. De vez en cuando cruzan las piernas y balancean levemente uno de los pies.
• Al hablar reposan la espalda sobre su respaldo y cruzan los brazos a la altura del pecho para crear una barrera defensiva.
• Si responde de forma breve, se levantan de la silla o se mueven sobre ella, muestran indiferencia sobre el tema tratado.

• Cuando ocultan algo y no son sinceros con lo que dicen, se suelen tapar la boca mientras hablan.
• Si comentan algo poco creíble intentando engañar a la otra parte, parpadean, dejan de mirar a la cara y cambian la postura corporal sobre la silla o cambian el peso del cuerpo de un pie a otro.
• Si están impacientes por algo o no les interesa el tema tratado, suelen mirar el reloj.
• Dan respuestas lacónicas, acompañadas de un tono de voz sombrío, apartando la vista con frecuencia y cerrando los puños, significa rechazo por lo propuesto.
• Exponen sus argumentos manejando algo entre las manos, síntoma de que tienen ansiedad por cerrar el acuerdo.
El lenguaje corporal del negociador colaborativo

En las negociaciones colaborativas lo que se pretende es satisfacer las necesidades propias a la vez que la otra parte también lo consiga. Son negociaciones sinceras que se basan en la solución conjunta de sus respectivas necesidades. Para ello normalmente se empieza creando un clima de confianza.
• Lo primero que hacen es dar un firme apretón de manos.
• Al presentarse y hablar, dirigen la mirada a los ojos.
• Al entrar en la sala caminan erguidos para demostrar seguridad y confianza en uno mismo.
• También, para demostrar seguridad en sí mismos se sientan agarrándose levemente la cabeza por detrás.
• Si quieren demostrar que están impacientes por comenzar la negociación se frotan levemente las manos o golpean ligeramente los dedos.
• Al inicio de la conversación, si es la otra parte la que habla, inclinan la cabeza levemente hacia delante para mostrar interés en lo que la otra parte está diciendo.
• Al hablar acompañan su exposición gesticulando con las manos abiertas, demostrando sinceridad y franqueza.
• Cuando asienten con frecuencia mientras la otra parte expone su argumentación, le brillan los ojos, se inclinan hacia delante y cuando intervienen lo hacen con una voz activa y animada, es porque están muy interesados en el tema.
• A la hora de tomar decisiones se acarician la quijada, inclinando levemente la cabeza hacia delante, exponiendo los posibles acuerdos gesticulando, enseñando las palmas de las manos.
• Si caminan por la sala, al pararse ponen las manos en las caderas, significa predisposición a llegar a un acuerdo.
Es conveniente que al mismo tiempo que un negociador se prepara todo lo que va a decir, se prepare también el lenguaje corporal que va a utilizar en cada momento. Todo ello detectando también el lenguaje corporal de la otra parte y obrando en consecuencia.

Fuente: http://www.gestiopolis.com/canales/gerencial/articulos/53/lcn.htm

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